El emprendimiento puede ser difícil, pero con el debido empeño y persistencia pueden alcanzarse grandes cosas. La historia que hoy te contaremos es muy cercana, pues narra el cómo un humilde vendedor ambulante en las calles de Lima con enormes problemas financieros logró sacar adelante a una familia conformada por su esposa y cinco hijos, en un país sumido en la crisis económica.
Las historias épicas de superación personal no vienen solamente de expertos en sistemas y tecnología, sino que también pueden suceder de la mano de gente común que, con gran persistencia, alcanzan grandes cosas.
Y así es la historia de Augusto Allcca Álvarez, considerado uno de los hombres más ricos del Perú, dueño del más grande centro comercial que se haya construido en ese país.
Inicios
Augusto Allcca Álvarez nació el 16 de Enero de 1965 en la provincia peruana de Chanchamayo. Provenía de las clases más humildes del perú y creció en una época difícil, donde la hiperinflación y la pobreza que vivían su país eran causales de problemas como la violencia. Fue entonces que para el año de 1993 decidió mudarse junto a su esposa y sus tres hijos a la ciudad de Lima, con la esperanza de encontrar nuevos horizontes.
Así se establecieron en un terreno invadido en las afueras de la ciudad, en una zona marginal. Llegaba a la ciudad sin un solo sol en sus bolsillos y cuando intentó solicitar un préstamo bancario, recibió el equivalente de 20$ como préstamo dada su falta de garantías financieras para poder pagar un crédito.
Desde muy joven había vivido de las ventas, así que lo que se le ocurrió fue comprar 5 paquetes de bolsas con la finalidad de venderlas y reinvertir el dinero en más bolsas. Así, diariamente vendían en el centro de la ciudad bolsas desde muy temprano hasta muy tarde en la noche. Así, comenzó a ganar cerca de 12$ al día, con los que apenas podía alimentar a su familia.
Aunque fue duro, se valió de una gran disciplina para el ahorro y reinvirtió las pocas ganancias en productos tales como camisetas y cucharas. El negocio comenzó a darle mayores ingresos. Sin embargo los problemas aún seguían acechando, pues los propietarios de los negocios formales de la zona donde trabajaban y las autoridades se coordinaban para ahuyentar a los vendedores ambulantes.
En esta época Augusto y su familia recibieron todo tipo de tratos denigrantes y maltratos. Les lanzaban agua y basura para correrlos e incluso llegaron a dañarle la mercancía que tenía al lanzarle desechos.
Al borde por esta situación, decidió junto a su esposa ser aún más inflexible con los gastos: Por 10 años no gastarían ni un solo centavo en cosas innecesarias: No irían a reuniones sociales, no comprarían ropa si no hacía falta y ahorrarían todo cuanto tenían.
Su sueño era hacerse dueños de su propio negocio abriendo un local comercial. Este esfuerzo también incluyó a sus hijos, que comenzaron a aportar también su granito de arena en el proyecto de sus padres, convirtiendo ese futuro local comercial en un proyecto familiar. Los muchachos comenzaron a vender toda clase de cosas en el colegio como dulces y juguetes, así como también ayudaban en las ventas los fines de semana.
Cuatro años más tarde, la familia había acumulado un capital de 3 mil dólares, lo cual les alcanzaba apenas para 1 metro cuadrado en el centro de la ciudad. De esta forma, Augusto decidió emprender una sociedad en compañía de otros vendedores ambulantes. Logró organizar en total a unos 64 socios y entre todos, juntaron 118 mil dólares.
Este dinero les sirvió para conseguir un préstamo por unos 700 mil dólares con el cual consiguieron un terreno en el centro de la ciudad en el que construyeron un centro comercial de 15 pisos. Los socios se convirtieron en propietarios de dos locales comerciales y una bodega cada uno, que en la actualidad se pueden arrendar por unos 1500 dólares.
El éxito de los negocios de augusto y sus socios fue tal, que con el paso de los años volvieron a construir dos centros comerciales en otros puntos de Lima.
Magnate inmobiliario
Aunque todo parecía mejorar para la familia los problemas siguieron surgiendo. Muy a pesar de sus fructíferos negocios, tuvieron que enfrentar un accidente en uno de los centros comerciales. Para 2005 uno de los locales se incendió y el fuego se propagó hasta convertir en cenizas varios locales y la mercancía, ocasionando pérdidas por 50 mil dólares.
Muy a pesar de este contratiempo, Allcca Álvarez estaba dispuesto a vencer cualquier adversidad que se le cruzara por delante. Nuevamente puso en práctica los principios que antiguamente había utilizado para construir su imperio comercial: recurrió al trabajo incesante y al ahorro por lo que en pocos meses se recuperó.
La sociedad que había creado creció enormemente, convirtiéndose en un grupo empresarial encargado de gestionar proyectos inmobiliarios con un total de 5000 asociados, que antiguamente eran vendedores ambulantes.
Para 2013, Allcca y sus asociados se pusieron manos a la obra con un nuevo proyecto, considerado como el centro comercial más grande del Perú: El Centro Comercial “Gamarra Moda Plaza”. El complejo está construido en 90 mil metros cuadrados, cuenta con 2300 locales comerciales distribuidos en 6 pisos; 600 puestos de estacionamiento y los locales se venden por precios oscilantes entre 20 mil y 30 mil dólares.
Para el año 2018 fue inaugurado en el centro de la ciudad de Lima. La premisa de los proyectos llevados a cabo por su consorcio empresarial es la de ofrecer locales y centros comerciales modernos, lo cual lo convierte en un visionario de la inmobiliaria.
Legado
Augusto tiene 60 años y 5 hijos. Curiosamente y muy a pesar de sus enormes ingresos, tiene una casa modesta de 3 pisos ubicada en el centro de lima. Es propietario de tres centro comerciales y ejerce actualmente el puesto de gerente general del grupo empresarial que fundó cuando apenas era un comerciante informal que apenas generaba lo suficiente como para alimentar a su familia.
Sus hijos, fieles a las enseñanzas de su padre, crearon una marca de ropa que venden en diferentes locales distribuidos por toda Lima. Aún a pesar de sus años, Allcca administra personalmente sus proyectos y apoya a vendedores ambulantes que deseen salir adelante y formalizar sus negocios.
Augusto Allcca Álvarez es la muestra más clara de que la disciplina y la constancia son la clave del éxito. Pasó de recibir un crédito de apenas unos 20$ por no tener suficientes garantías de pago de créditos a convertirse en uno de los hombres más ricos del Perú a fuerza de trabajo.
“Orgullosamente he sido ambulante, pero no toda la vida se puede ser así. Hay que ponerse etapas, trabajar muy duro, ser consecuente con tus actos y responsable; así conseguirás muchas cosas en la vida.”– Augusto Allcca Álvarez.
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