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¿Qué define a un asesino en serie?

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De acuerdo con el FBI, un asesino en serie es una persona que perpetra al menos tres homicidios en un lapso de tiempo mayor a un mes, con una fase de «enfriamiento emocional» intercalada entre ellos.

No obstante, tal definición genera controversia debido a diversas razones, siendo una de ellas su falta de concordancia con la interpretación general del término. Por ejemplo, imaginemos a un miembro de una pandilla que acaba asesinando a tres individuos en distintos altercados callejeros con miembros de pandillas opuestas a lo largo de diez años, intercalando múltiples periodos de “enfriamiento”. Según la definición anterior, estrictamente hablando, este individuo sería un asesino en serie, pero no calzaría con la percepción generalizada de lo que constituye un asesino en serie.

Un asesino en serie se caracteriza comúnmente por tener una motivación sexual anómala. El Instituto Nacional de Justicia de los Estados Unidos ofrece una definición de asesinato en serie que coincide más con esta visión general. De acuerdo a dicha institución, consiste en perpetrar dos o más homicidios impulsados por causas psicológicas y con implicaciones sexuales sádicas. Bajo esta perspectiva, el asesinato en serie se presenta como una forma de delito sexual, una versión perversa de la sexualidad masculina común.

Al igual que la anterior, esta definición también plantea dilemas. Uno de ellos es que parece estar orientada únicamente hacia los asesinos en serie de género masculino (y potencialmente algunas mujeres). Las mujeres que cometen asesinatos en serie a menudo no están impulsadas por un deseo sexual, sino más bien por una percepción distorsionada del amor, compasión o altruismo. Un ejemplo típico de ello sería una enfermera que asesina a sus pacientes que están sufriendo, con la intención de aliviar sus padecimientos.

Sin embargo, la definición de asesinato en serie como un crimen sexual parece ser demasiado restrictiva incluso para los hombres, si se considera la percepción común de lo que es un asesinato en serie. El asesino del Zodiaco en la región de la Bahía de San Francisco, por ejemplo, no actuó por motivaciones sexuales evidentes, sino más bien por su habilidad de sembrar miedo y terror en dicha región y alcanzar notoriedad.

Vivimos en un mundo que contiene un número potencialmente ilimitado de estímulos perceptibles. Un papel fundamental de todos los organismos es segmentar el ambiente en categorías en las que estímulos no idénticos pueden ser tratados como si fueran equivalentes. («Clasificación de objetos del mundo real: orígenes y representaciones en la cognición», pág. 383)

Defienden la idea de que utilizamos prototipos para comprender la realidad. Los prototipos son elementos que encajan perfectamente bajo un concepto concreto según nuestro entendimiento común. Los partidos de fútbol son prototipos de juegos, las sillas y los sofás de mobiliario, los petirrojos de aves y los hombres de seres humanos (desafortunadamente). Si algo pertenece a un concepto o no, está determinado por su similitud con los prototipos. Por ello, los asientos de dos plazas, debido a su parecido con los sofás, se consideran parte de la categoría de mobiliario.

El hecho de que algo encaje o no en un concepto es una cuestión de grado. Por poner un ejemplo, en un sondeo realizado a 200 ciudadanos estadounidenses en el que debían categorizar muebles según su calidad de acuerdo a su criterio, los que obtuvieron la mayor valoración fueron: silla/sofá, sillón/mesa, sillón, tocador, mecedora, mesa de centro, sofá para dos personas, cómoda, escritorio y cama. Mientras que al final de la lista se ubicaron objetos como: alfombra, cojín, basurero, máquina de coser, horno, refrigerador y teléfono. Estos últimos no suelen ser consierados mobiliario en gran medida. La mayoría de los objetos pueden ser clasificados en más de una categoría. Por ejemplo, un teléfono puede ser tanto un electrodoméstico como un mueble, si bien es más considerado como electrodoméstico. El concepto de prototipo no tiene límites definidos. Hay objetos que claramente pertenecen a una categoría y otros que claramente no lo hacen. Una silla es claramente un mueble; un gorila evidentemente no lo es. Pero hay objetos que no pertenecen claramente a una categoría ni tampoco claramente no pertenecen. Por ejemplo, no hay una respuesta clara sobre si un camarín o una alfombra son o no son muebles.

Dentro de los asesinos en serie prototípicos que se recuerdan en la conciencia colectiva se encuentran: (1) Ted Bundy, quien buscaba a jóvenes mujeres universitarias con ciertos cortes de cabello, similares a su anterior novia a quien tenía en gran estima, (2) Jeffrey Dahmer, quien atraía hombres jóvenes en bares hacia su departamento con el engaño de ser un fotógrafo necesitado de modelos, y (3) el asesino del Zodíaco, quien principalmente buscaba parejas debido a una frustración amorosa y anhelo de venganza, notoriedad y manipulación mental. Hay otros asesinos en serie que también pueden ser denominados así ya que comparten numerosos rasgos con los prototipos, tal como lo plantea la teoría de Rosch.

La caracterización de un asesino serial permite que un homicida pueda ser clasificado más o menos como tal, en base a su similitud con los modelos establecidos. Del mismo modo que extendemos la palabra «muebles» a objetos como estantes para libros o zapateros, que no son muebles prototípicos, expandimos el concepto de asesino en serie a individuos que matan obedeciendo a voces que les incitan a hacerlo, o a una enfermera que acaba con la vida de sus pacientes por compasión. Los dos últimos casos pueden no ser representaciones perfectas de asesinos en serie, pero se ajustan lo suficiente a la definición para ser considerados como tal.

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